miércoles, 3 de febrero de 2016

Recuerdos

No poseer sino
Unos cuantos recuerdos:
Todo lo que uno
Pueda llevarse
Cuando muere

EAW


Boom de la literatura peruana?

"Hay una necesidad de crear un movimiento de autores, que es algo impuesto por hasta un par de editoriales. Hay un plan de crear una generación para vender autores".

Leonardo Aguirre


La entrevista completa, aquí.




Mi día no existe

Tú preguntas por mi día,
pero mi día no existe,
está debajo de mí,
sin que yo lo note.
Por eso vuelve a preguntar
y diré cualquier cosa,

Bruno Mendizábal


viernes, 21 de febrero de 2014

Handke: no drama

"Una epopeya compuesta de haikus que, sin embargo, no puedan reconocerse como piezas individuales; sin argumento, sin intriga, sin dramatismo, y no obstante narrativa: no se me ocurre nada más sublime".

Peter Handke


FOTO Michael Kenna


domingo, 2 de junio de 2013

Una carta de Sylvain George

Sylvain George vendrá a Lima para la tercera edición del Lima Independiente Festival Internacional de Cine. En 2011 fue premiado en el BAFICI y, al no poder asistir a la ceremonia de clausura, envió esta misiva que fue leída en público. El blog Micropsia la publicó originalmente. 





Las amistades extranjeras (carta al Bafici)

Buenas tardes/noches

Queridas amigos, queridos amigos,

Razones independientes a mi voluntad hacen que no pueda estar esta noche físicamente en este lugar con ustedes para recibir los premios que han sido atribuidos a mi película «Qu’ils reposent en révolte (Des figures de guerres)».

Esta película es mi primer película (mis otras películas han sido realizadas en paralelo), sobre la cual trabajo desde mis inicios cinematográficos hace ya cinco años, y en la cual toda mi energía, toda mi atención han estado concentradas estos últimos años.

Esta se centra en describir las consecuencias de las políticas migratorias actuales sobre las principales personas implicadas: los migrantes. Políticas que son ante todo políticas experimentales, como lo son los dispositivos encargados de traducirlas y luego susceptibles de dirigirse a la gran mayoría de ellos: tribunales y justicia de excepción, controles, hostigamiento y violencias policiales….

La acción se desarrolla en Calais, ciudad cuyo nombre es conocido a través de las fronteras. Una ciudad como una zona gris, un intersticio, un espacio de indistinción entre la excepción y la regla. Allí les individuos son tratados como criminales, son despojados, « desnudados » de sus más elementales derechos que hacen de ellos sujetos de derecho, y reducidos al estado de cuerpos experimentales, de «cuerpos puros», o «vida desnuda».

A estas zonas de excepción conviene responderles creando el verdadero estado de excepción: situaciones y espacio-tiempo singulares en los cuales la integridad física y psicológica de los seres y de las cosas son restituidas a sí misma. Un individuo, sea quien sea, es profundamente irreductible; no puede reducirse a las representaciones sociales et raciales que una sociedad puede tener sobre él. El cine es un medio cuyos recursos profundos (juego sobre el tiempo y el espacio) permiten desnudar los mecanismos que actúan en las representaciones dominantes y mediante ellos mismo, iniciar un proceso de emancipación, un procesos revolucionario en el sentido profundo del término: la capacidad, en cada momento, de poder cambiar el curso de las cosas.

Al espacio preorganizado, disciplinado, se opone un espacio movedizo, caracterizado por otro tipo de distribución: una distribución «nómada», sin cercas ni medidas, en la cual los hombres se distribuyen en un espacio abierto, ilimitado, o al menos sin límites precisos. Este movimiento se definiría como un movimiento de liberación, continuo, siempre reiniciado, y que desborda permanentemente las estructuras y a los marcos de pensamiento establecidos. Lo que cuenta, ya no es la asignación de perímetros fijos, pero el movimiento y las relaciones (discordantes) entre los seres y las cosas. La frontera se vuelve frágil, pasadizo, intersticio entre dos espacios y el territorio es inseparable de lo que lo excede, de la relación a su propio afuera. Orillas, umbrales se substituyen a las fronteras y a los corrales. El espacio ya no es homogéneo, pero heterogéneo y múltiple, y se le quita a la multitud una representación bio-política, disciplinaria, del cuerpo social, de la masa… Por lo tanto el tema es no tanto orientarse y ubicarse, sino más bien conocer gente.

A la reducción de los mundos a uno solo, visión autoritaria del poder político dominante, el cine propone un proceso de desmultiplicación del mundo.

Quisiera muy sinceramente agradecer al Bafici, a su director, a sus programadores, a todo el equipo, que tuvieron la bondad, fraterna y política, de seleccionar y programar mi película en competencia internacional. Es sumamente importante, hoy quizás más que nunca, que espacios como este puedan existir y dar a ver, leer y escuchar pensamientos, palabras, imágenes y visiones minoritarias.

Quisiera agradecer muy sinceramente a los miembros de los dos jurados que decidieron acordar estos dos premios a mi película. Con estos gestos, otorgan un espacio de visibilidad extremamente importante a una película considerada como «difícil», a veces «molesta», tanto por el tema como por el leguaje que por el lenguaje cinematográfico empleado. Es también una recompensa a una empresa que fue extremadamente difícil de llevar a cabo de punto de vista material, económico y político. Más fundamentalmente, veo aquí un incentivo y una ayuda extremadamente importantes para mis inicios cinematográficos, y para las películas a venir.

Estoy muy feliz de recibir estos tan importantes premios en Argentina entre otros motivos porque esta película sin dudas terminará su recorrido en los festivales aquí, en Buenos Aires. La primera proyección tuvo lugar en Francia en un gran festival, el Fid Marseille, con una primer versión que yo consideraba como todavía no del todo acabada. La última tuvo lugar acá, en este otro muy gran festival, el Bafici, con su versión definitiva.

Me alegro tanto más que tengo una relación extremadamente singular con este país, ya que despierta en mí recuerdos muy profundos: en efecto, durante mi infancia y adolescencia, y como primeros gestos políticos, he participado a numerosos encuentros y fiestas de apoyo a los opositores a la dictadura en Argentina. Argentina era un país muy alejado y sin embargo extremadamente cercano. En el espacio y en el tiempo.

Para terminar, y ustedes me disculparán de querer brevemente pronunciar algunas palabras aparentemente simples y banales, quizás intrascendentes, pero que son para mí muy importantes.

Quisiera ante todo saludar muy calurosamente a los demás cineastas presentes en el Bafici, en competencia o no. El hecho que las películas no sean recompensadas no significa en lo más mínimo que sean menores, menos interesantes, importantes o significativas.

Quisiera también dirigir fraternos y trans-históricos saludos a un cineasta muy conocido en Argentina, pero que recién empieza a tener renombre en Francia. Un cineasta que descubrí hace poco en la Cinemateca Francesa y cuyo trabajo me interesó y maravilló profundamente. Un cineasta con una gran integridad y moral, desaparecido por la Junta militar. Me refiero a Raymundo Gleyzer.

Finalmente, quisiera dirigirme a ese joven, a esa joven, que no conoce a nadie, que se siente perdido, que no sabe adonde ir, que no logra encontrar su lugar en la sociedad, que tiene el sentimiento de arrancar de cero y de ser devuelto incansablemente a ese lugar aparentemente vacío. Que tiene 18 años, en el amanecer de su vida, y que sin embargo ya tiene la sensación de ser un anciano. Porque la rabia lo ahoga, porque la rebelión vive en él y se vuelve contra él. Quisiera dirigirme a ese joven, a esa joven, que piensa que ciertos mundos le están vedados, porque está preso en una clase social, forzosamente desfavorecida. A ese joven, a esa joven, que sueña por ejemplo con hacer películas, con hacer cine pero piensa jamás poder lograrlo ya que viene de un medio demasiado modesto, ya que lo frenan barreras culturales y simbólicas, a él, a ella, quisiera decirle que no pierda la esperanza, que no abandone, que permanezca atento a sus deseos. Estos deseos son océanos de llamas capaces de destruir las columnas del cielo, los mitos, las representaciones dominantes y estigmatizantes, también capaces de darle cobijo a lo desconocido, lo imposible. A él, a ella, quisiera decirle que no desespere, no abandonar, y pelear. Pelear por lo que uno cree. Pelear por uno mismo, como por los demás. Pelear por uno mismo como uno de los demás.

Frente a los mundos prohibidos, solo se pueden tomar caminos escondidos y extranjeros : «únicamente el capítulo de las bifurcaciones queda abierto a la esperanza» decía Auguste Blanqui, un gran revolucionario francés del siglo 19.

Caminos amigos, como solo pueden haber amistades extranjeras.

Les agradezco por su hospitalidad y por su atención.

Pronto volveré a la Argentina.

Sylvain George


Paris, 16 de Abril 2011

miércoles, 30 de mayo de 2012

El manicomio, verdadero templo del amor



La realización de apariencia amateur, casi primitiva, apenas es un defecto cuando las imágenes son tan contundentes en Un lugar en la tierra, de Artur Aristakisian.

Una microcomunidad en un piso abandonado de Moscú. Todos viven para todos. Es el ‘ámense los unos a los otros’ con rastros de hippismo y practicado en su máxima radicalidad en medio de la pobreza, el abandono y la pasividad. Los tullidos, vagabundos y enfermos son amados sin el menor reparo en ese lugar, uno en la tierra, donde María, enferma de las piernas, indigente y sucia como un gato callejero, arriba en búsqueda de amor.

La dureza de las imágenes nunca es un espectáculo de la miseria. Lo que hay es una conciencia cercana a lo místico guiada por la idea del despojamiento, donde descansa una forma de sabiduría –el guía espiritual del grupo llega a decir en un momento que “el manicomio es el verdadero templo del amor”–. Esta dureza es, así, belleza en estado salvaje y toca el lirismo por la intensidad del drama observado.

Aristakisian, revelador secreto del cine ruso –nació originalmente en Moldavia y solo tiene dos largometrajes: el anterior, Ladoni (1993), es un filme ensayo sobre la pobreza—, explora ese pequeño universo ‘tugurizado’ con cámara en mano y en blanco y negro, encadenando escenas con una lógica algo caótica que se aleja del determinismo del cine actual. No es apto para los que buscan diversión.
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