lunes, 5 de julio de 2010

Armonía y desequilibrio



Hace una semana mi novia de toda la vida me dejó. Ocho años viviendo prácticamente juntos. No le parecí suficiente, ni yo ni mis anhelos. Ella quería más, y todo lo mío es poco –no me interesa la competencia, no me interesa el éxito–. Me dolió no haberlo comprendido desde un inicio, me afectó que me haya dicho tantas cosas esa tarde en la que esperó el final de Armonías de Werckmeister de Bela Tarr para contarme que su amor ya le resultaba algo forzado al lado de un tipo que no quería esforzarse para ‘ser mejor’.

Ignoro lo que significa ser mejor en esta vida. Y como no interesa tampoco, le dije a ella adiós de la manera más serena posible –que es en realidad como soy–. 

He aprendido a sobrevivir gracias al cine, la literatura y la música. Creo que es mejor que darme con la realidad áspera de socializar con las personas. Soy ermitaño. En adelante lo seré más.

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