jueves, 15 de julio de 2010

Encontrar

‘Si no fuera por la belleza de las cosas que tengo aún por descubrir, no viviría más’. Me lo dijo mi abuelo una tarde de llovizna. Y tuvo razón. Hay tantas cosas por descubrir, tantos libros por leer, muchas canciones por escuchar y películas por encontrar.
Alrededor de nuestra vida hay una belleza oculta, y gran parte de ella es trabajo del hombre que busca encontrar un sentido al caos que lo aterra. La semana pasada me enteré de la existencia del director francés FJ Ossang, un radical de esos que son vistos con asco por la ideología dominante que defiende al cine canónico hollywoodense que, valgan verdades –y ojo que no tengo nada en contra del llamado cine ‘narrativo’–, ya me tiene con las pelotas hinchadas. Veamos una muetra de su trabajo, el corto Silencio.








Otro de los que más curiosidad me causan en estos días es el chino Wang Bing, un sujeto con documentales-río (películas de más de diez horas de duración) que, por lo que he podido leer, se la juega por una ética irreductible en cuanto a su visión del mundo, y del cine.Aquí, un pequeño fragmento de Tie Xi Qu (West of The Tracks es el título en inglés), documental de 240 minutos de duración.

Klaus Kinski: Yo necesito amor



"Los periódicos, la radio y la television se masturban con pretenciosos artículos sobre mí. Parece que les pone cachondos calificarme de genio. No saben que la película, tal como ha quedado, sólo ha sido posible porque le hice cerrar el pico a Herzog para salvar lo poco que valía la pena salvar. Al menos, los cientos de entrevistas que me hacen me permiten por fin escupir en la cara de Herzog y llamarle lo que es: ¡un capullo como la copa de un pino! Pese a ello, acapara con el mayor descaro todos los premios y distinciones imaginables que es capaz de concederle esa caterva de subnormales que se llama 'la cultura'".

lunes, 5 de julio de 2010

Armonía y desequilibrio



Hace una semana mi novia de toda la vida me dejó. Ocho años viviendo prácticamente juntos. No le parecí suficiente, ni yo ni mis anhelos. Ella quería más, y todo lo mío es poco –no me interesa la competencia, no me interesa el éxito–. Me dolió no haberlo comprendido desde un inicio, me afectó que me haya dicho tantas cosas esa tarde en la que esperó el final de Armonías de Werckmeister de Bela Tarr para contarme que su amor ya le resultaba algo forzado al lado de un tipo que no quería esforzarse para ‘ser mejor’.

Ignoro lo que significa ser mejor en esta vida. Y como no interesa tampoco, le dije a ella adiós de la manera más serena posible –que es en realidad como soy–. 

He aprendido a sobrevivir gracias al cine, la literatura y la música. Creo que es mejor que darme con la realidad áspera de socializar con las personas. Soy ermitaño. En adelante lo seré más.
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